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La sinceridad y el respeto nos permiten alcanzar soluciones comunes. A través del diálogo, las personas y los grupos pueden entenderse y cooperar para alcanzar objetivos comunes, progreso y desarrollo en las sociedades.

Entre las reglas generales que controlan la religión en todas sus divisiones está la justicia. En la creencia, Dios Todopoderoso es justo y no tiraniza, y en los actos de culto, Dios no carga a un alma más allá de su capacidad. En los tratos, existe un equilibrio entre los derechos mutuos. En la política legal, justicia social, y en las decisiones familiares, justicia de género.