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Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

Buena salud. Agua limpia. Hambre cero. Educación de calidad. Trabajo decente. No a la pobreza. Millones de nosotros damos por sentado estos privilegios y derechos. Para miles de millones más, siguen siendo sueños inalcanzables.

Estos y los demás Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas -17 en total- forman el núcleo de la Agenda 2030, que promete paz y prosperidad para las personas y el planeta. En conjunto, representan un llamamiento urgente a la acción que todos los ciudadanos del mundo deben abordar antes de que sea demasiado tarde.

El proyecto "Faith4SDGs”

Para mostrar la importancia de las alianzas globales en la consecución de estos objetivos, el KAICIID presenta el proyecto #Faith4SDGs: una serie de relatos digitales que muestran las enormes contribuciones que las organizaciones confesionales (FBO, por sus siglas en inglés) y otros agentes religiosos de todo el mundo están haciendo para implementar los ODS. Viajaremos a través de callejones y valles, a pueblos y ciudades, al interior de los hogares, las aulas, las empresas y los lugares de culto para ser testigos de primera mano de cómo las organizaciones confesionales y las instituciones religiosas están trabajando para hacer que esos sueños inalcanzables -esos privilegios y derechos de los que muchos de nosotros disfrutamos- sean una realidad para todos.

Todos nosotros, independientemente de la fe, tenemos un papel importante que desempeñar en el avance del desarrollo sostenible. Esperamos que estas historias te inspiren a ti y a tu comunidad para unirte a nosotros y lograr un futuro mejor y más sostenible para todos.

 

 

“Más del 80 por ciento de la población mundial se identifica con una tradición espiritual. Si realmente queremos motivar a los individuos a una acción colectiva a través del desarrollo sostenible, tenemos que aprovechar los valores comunes de la fe, que abogan por el cuidado de las personas y el planeta.”

- Faisal Bin Muaammar, Secretario general del KAICIID

Aunque los gobiernos y las organizaciones seculares de la sociedad civil tienen importantes funciones que desempeñar en el logro de estos objetivos económicos, sociales y ambientales, no pueden hacerlo solos, ni deben hacerlo. La única manera de tener éxito de verdad y no dejar a nadie atrás es aprovechando las fortalezas únicas que los líderes y las comunidades religiosas aportan al abordar estos complejos desafíos mundiales.

Las comunidades religiosas realizan importantes contribuciones en términos de ayuda humanitaria, atención sanitaria, educación, erradicación de la pobreza y protección del medio ambiente en aquellos lugares donde la necesidad es mayor. Mueven billones de dólares y ayudan a miles de millones de personas en todo el mundo, ayudando a mejorar aspectos como la justicia social, los derechos humanos y el desarrollo sostenible a través de las fronteras políticas y físicas. Como resultado de esta buena labor, las Organizaciones religiosas han sido consideradas durante mucho tiempo como expertas en la esfera del desarrollo sostenible y son aliados vitales en la aplicación de los objetivos estratégicos del desarrollo sostenible.

Las Organizaciones religiosas y sus redes han obtenido un alto nivel de confianza y legitimidad en sus comunidades locales. Por ello, están en una posición única para promover el desarrollo sostenible en formas que otras organizaciones no pueden.

Las Organizaciones religiosas han promovido los principios subyacentes de los ODS durante décadas, mucho antes de que se establecieran formalmente en 2015. En Uganda, la Finn Church Aid ofrece a los jóvenes formación laboral y cursos de microempresa (Objetivo 4: Educación de calidad). En la India, la Fundación Bodhicitta adopta las enseñanzas budistas para poner fin al matrimonio infantil proporcionando a las niñas de todas las confesiones religiosas vivienda, alojamiento y educación (Objetivo 5: Igualdad entre los géneros). En Malawi, Khalsa Aid sigue el principio sij de servir a la humanidad para ayudar a las comunidades rurales a construir fuentes de agua sostenibles (Objetivo 6: Agua potable y saneamiento). En Estados Unidos, la Interfaith Power and Light de Nuevo México moviliza a las comunidades religiosas para que instalen paneles solares en las comunidades que carecen de acceso a la electricidad (Objetivo 7: Energía asequible y limpia). En México, los voluntarios de Hábitat para la Humanidad se guían por los principios cristianos de servicio, respeto y "amor en acción" al construir viviendas adecuadas para las familias cuyas vidas han sido devastadas por desastres naturales (Objetivo 11: Ciudades y comunidades sostenibles).

Estas destacadas iniciativas (e innumerables otras más) son emblemáticas de los esfuerzos de desarrollo sostenible que las organizaciones religiosas y las organizaciones confesionales se esfuerzan por llevar a cabo en todos los países. En muchos casos, las Organizaciones religiosas desempeñan un papel intermediario vital entre las comunidades donantes y las receptoras, superando las diferencias que puedan existir en términos culturales y de confianza gracias a la compasión y a los conocimientos locales que ayudan a satisfacer las necesidades más críticas.

 

Hay más de 750 millones de adultos sin alfabetizar
Hay más de 250 millones de niños sin escolarizar
El 50% de los escolares no cumplen con los estándares mínimos de conocimientos en lectura y matemáticas.

Las organizaciones religiosas proporcionan una educación de calidad a los niños más necesitados del mundo

La educación de calidad promete a la juventud de hoy un mejor mañana. Los prepara con los conocimientos necesarios para crear un cambio positivo que fomente el desarrollo sostenible en los años venideros. Sin embargo, para más de mil millones de personas, este derecho humano fundamental sigue estando fuera de su alcance. 

Incluso antes de que la pandemia del COVID-19 causara estragos en la educación mundial y exacerbara las desigualdades entre los países y los hogares ricos y pobres, más de 750 millones de adultos seguían careciendo de alfabetización y más de 250 millones de niños estaban sin escolarizar. Además, más de la mitad de los que estaban en la escuela no alcanzaban a los niveles mínimos en lectura y matemáticas.

La preocupación por la seguridad provocada por el COVID ha obligado a cerrar las escuelas para el 90% de los estudiantes del mundo. Por lo menos, 500 millones de jóvenes desplazados por razones educativas siguen sin poder acceder a la educación a distancia debido a la brecha digital y otras carencias estructurales. Las Naciones Unidas estiman que son más de 200 millones los niños que seguirán sin poder asistir a la escuela en 2030.

Esta exclusión masiva tiene un profundo impacto negativo en los resultados educativos y en el desarrollo social y de comportamiento de los niños y jóvenes, especialmente de aquellos que viven en zonas remotas, en la pobreza extrema, en estados frágiles, en campos de refugiados y en otras comunidades vulnerables. Los efectos adversos de una educación inadecuada duran toda la vida y a menudo se extienden a las generaciones futuras, limitando gravemente el potencial humano.

El ODS 4 tiene como objetivo garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa y fomentar las oportunidades de aprendizaje permanente para todos. Para tener éxito, los organismos y aliados de las Naciones Unidas están trabajando con las comunidades locales para garantizar que todos los niños tengan acceso al desarrollo de la primera infancia, a la atención y a la educación preescolar y que terminen la enseñanza primaria y secundaria gratuita. A partir de entonces, todos los alumnos deberían tener igual acceso a oportunidades de enseñanza técnica, profesional y terciaria asequibles y de calidad en las que puedan desarrollar las aptitudes pertinentes para un empleo digno. A lo largo del camino, deberían adquirir los conocimientos y aptitudes necesarios para promover el desarrollo sostenible. Para alcanzar esos objetivos se necesitarán mejores escuelas con mejores instalaciones, más becas y más profesores cualificados. Esto debería dar lugar a una mejora de enseñanza en letras, ciencias y en la igualdad entre los alumnos.

UNICEF estima que las comunidades religiosas administran la mitad de las escuelas del mundo, sobre todo en lugares de difícil acceso donde los gobiernos no pueden atender a los jóvenes pobres y vulnerables. Este firme compromiso demuestra el papel fundamental que desempeñan las organizaciones e instituciones religiosas en la promoción de los derechos de los niños y el aumento de su bienestar mediante la educación.

Un grupo religioso prominente que lidera este esfuerzo es Arigatou International. Arigatou utiliza el diálogo interreligioso y la acción cooperativa para proteger los derechos de los niños. En el año 2000 puso en marcha la Red Mundial de Religiones para los Niños (GNRC por sus siglas en inglés), una coalición interreligiosa de organizaciones y personas que representa a las principales religiones y tradiciones espirituales del mundo. La GNRC dirige más de 200 proyectos en 70 países, todos ellos destinados a dar a los niños la oportunidad de brillar. En asociación con los miembros de la GNRC, Arigatou trabajó con la UNESCO y UNICEF para desarrollar "Aprender a vivir juntos". Este programa de educación ética ayuda a los niños a comprender y respetar a las personas de diversos orígenes religiosos y culturales y promueve valores éticos fundamentales como la empatía, la responsabilidad y la reconciliación.

Junto a las organizaciones interreligiosas que aplican el ODS 4, hay numerosos grupos religiosos específicos, muchos de los cuales promueven la educación de calidad como medio para avanzar en otros objetivos relacionados.

Buddhist Global Relief se esfuerza por aminorar el hambre crónica y la malnutrición en todo el mundo. En muchas zonas en las que prestan servicios, el acceso inadecuado a la educación agrava el hambre y perpetúa el ciclo de la pobreza, especialmente en el caso de las niñas y las jóvenes. Buddhist Global Relief proporciona escolarización, becas, vivienda, comidas nutritivas, uniformes, pupitres y otros materiales escolares a niños de la India, Vietnam, Tailandia, Uganda, Camerún, Nicaragua y Perú. Su trabajo cerca de Lima apoya a las hijas de las trabajadoras domésticas con apoyo material y psicosocial para mantenerlas en la escuela y fuera del trabajo infantil. Su labor en la frontera entre Tailandia y Myanmar apoya a los hijos de los médicos que arriesgan sus vidas prestando servicios de salud a las minorías étnicas perseguidas.

Muslim Global Relief trabaja para sacar a las comunidades rurales de la pobreza y ayudarlas a construir medios de vida estables y seguros en aldeas remotas de África, Asia y el Oriente Medio. Su Programa de Educación para Todos construye escuelas, capacita a los maestros y proporciona libros de texto para mejorar la vida de cientos de miles de niños en estas regiones. Muslim Global Relief también trabaja para que las escuelas que atraviesan dificultades estén a la altura de las normas internacionales. En Gaza, proporcionan a los niños palestinos material educativo e instalan soluciones de almacenamiento de agua para mantener abiertas y seguras las escuelas y los orfanatos. 

La Federación Luterana Mundial es una comunión mundial de iglesias que representa a 77 millones de cristianos en 99 países. La Federación colabora con actores interreligiosos y líderes religiosos para apoyar a las comunidades y autoridades locales en la mejora de la infraestructura escolar y la capacidad de enseñanza. También apoya los planes de formación profesional para jóvenes y otros grupos vulnerables, todo ello con miras a promover la cohesión social y la coexistencia pacífica.

El KAICIID trabaja para lograr objetivos similares, ofreciendo cursos y actividades educativas que enseñan a las personas sobre el diálogo interreligioso como medio para transformar el conflicto en paz y reconciliación. El Centro de conocimientos sobre el diálogo del Centro ofrece instrumentos de investigación en línea que permiten a las partes interesadas compartir las mejores prácticas para utilizar el diálogo con el fin de promover los objetivos educativos y otros objetivos de desarrollo sostenible.

Estos y otros innumerables ejemplos demuestran el importante papel que desempeñan las organizaciones religiosas y las instituciones religiosas en la aplicación del ODS 4. En su calidad de precursores del movimiento escolar moderno y de algunas de las primeras instituciones que ofrecieron escolarización básica a las niñas, los proveedores de educación religiosa siguen iluminando el camino hacia una educación de calidad inclusiva y equitativa y hacia oportunidades de aprendizaje permanente para todos.