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El COVID-19 muestra la necesidad de una participación activa por parte de los líderes e instituciones religiosas

15 Septiembre 2020

El autor, Salah Ali, es el Coordinador General de la Mesa Redonda sobre la Libertad Religiosa en Irak (IRFR), que promueve sesiones de diálogo y consultas sobre la protección de la libertad religiosa. Tiene un máster en Desarrollo de la Paz y es doctorando en Política y Relaciones Internacionales. Recientemente, Ali participó en una iniciativa conjunta apoyada por el KAICIID con algunos de los principales ministerios e instituciones religiosas de Irak, para proporcionar información y ayuda sobre la pandemia. Reflexiona sobre la necesidad de aumentar la acción interreligiosa, así como sobre las mejores prácticas que pueden llevar a cabo los líderes religiosos para ayudar en sus comunidades locales.

A medida que Irak ha ido respondiendo a los complejos desafíos que plantea la pandemia de COVID-19, también ha servido de ejemplo sobre cómo las instituciones y los líderes religiosos pueden desempeñar un papel vital en la sociedad.

Los líderes y las instituciones religiosas, en particular en Oriente Medio, tienen la posibilidad de ejercer una influencia significativa en sus sociedades. Comprender el papel de los líderes e instituciones religiosas en medio de la pandemia y los desafíos económicos y sociales asociados a ella fue el objetivo principal de "Encountering the Coronavirus (COVID-19) Pandemic with the Support of Religious Leaders", "una reciente iniciativa apoyada por el KAICIID en colaboración con el Ministerio de Dotaciones y Asuntos Religiosos de la región del Kurdistán iraquí, el Ministerio de Salud, la Universidad Católica de Erbil-Irak y dirigentes religiosos de diversos orígenes confesionales (bahaíes, cristianos, mandeos, musulmanes y yazidíes).

"Como grupo de líderes religiosos, nos hemos reunido hoy con un propósito, que es el de proteger a la raza humana", señaló uno de los participantes.

En un taller celebrado el 7 de julio en la Universidad Católica de Erbil, líderes de varias religiones se reunieron para compartir las mejores estrategias que habían llevado a cabo para responder a los desafíos de la pandemia. Entre ellas, se destacaron medidas prácticas en materia de higiene y salud pública. También se incluyeron sugerencias para modificar o suspender ciertos aspectos del culto comunal durante un tiempo, con el objetivo de mitigar la propagación del virus.

Un tema importante de la conversación fue que las comunidades religiosas tienen un papel que desempeñar no sólo dentro de su comunidad, sino también en la participación y el servicio a los que están fuera, en particular en lo que respecta a los marginados y vulnerables.

En tiempos difíciles, ya sea durante un conflicto o una crisis sanitaria, los líderes religiosos pueden desempeñar un papel vital como figuras que contribuyen al bien de la sociedad. Las enseñanzas religiosas pueden utilizarse a través de estos actores para garantizar que los esfuerzos humanitarios y de otro tipo relacionados con la consolidación de la paz en la región tengan un mayor efecto. Además, pueden desempeñar funciones esenciales en otros ámbitos, como la promoción de los derechos de la mujer, la defensa del estado de derecho y la erradicación del extremismo.

"Los dirigentes religiosos son una fuerza estable en sus comunidades. No van y vienen cuando surge un conflicto, sino que se mantienen en contacto con sus comunidades incluso en tiempos de desplazamientos. Esto los convierte en fuerzas más consistentes en sus comunidades que la mayoría de las otras élites, como las económicas o las políticas, lo cual contribuye al fuerte sentido de legitimidad que muchos poseen en sus comunidades", dijo Ann Wainscott, autora del reciente informe del USIP que se centró en la comprensión del panorama religioso en el Irak post-ISIS.

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El Dr. Pishtiwan Sadiq, Ministro de Dotación y Asuntos Religiosos del IKR con el Secretario General del KAICIID, Faisal Bin Muaammar, quien participó virtualmente en una de las actividades del proyecto

Sin embargo, también existe la posibilidad de manipular o instrumentalizar las enseñanzas de los dirigentes religiosos para movilizar a la población con fines políticos o para avivar las divisiones sectarias que contribuyen al conflicto y la violencia.

Los líderes y las instituciones religiosas podrían desempeñar cualquiera de los dos papeles. Pueden actuar como actores buenos o malos que influyen en la sociedad en general.

La iniciativa "Encountering the Coronavirus (COVID-19) Pandemic with the Support of Religious Leaders" tenía como objetivo aumentar la colaboración entre los líderes religiosos y la comunidad para inspirar la acción colectiva.

Para ello se requiere el valor de, en primer lugar, hacer un llamamiento a la acción colectiva interreligiosa, en particular en un país en el que la diversidad religiosa ha llevado con frecuencia a la marginación y el conflicto. La acción colectiva interreligiosa no sólo suele dar mejores resultados, sino que también fortalece la cohesión social y alienta a las personas a realizar otras actividades colectivas como negocios, deporte o artes. En segundo lugar, el gobierno tiene un papel que desempeñar en la promoción de un entorno que aliente a los gobiernos locales y nacionales, a las ONG y a las instituciones religiosas a ejecutar conjuntamente proyectos que aborden las necesidades de las personas.

Aunque los desafíos a los que se enfrenta la sociedad iraquí son amplios, éste es un momento crítico para transformar el papel de los líderes y las instituciones religiosas con el fin de que puedan participar más en las actividades humanitarias y desempeñar un papel activo en el apoyo a las necesidades tangibles de la sociedad.