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“Un plan de acción para África” sobre el papel de los líderes religiosos en la prevención de la incitación a la violencia

10 Mayo 2016

El continente africano es una prueba de las trágicas consecuencias de manipular la religión para incitar a la violencia. Pese a ello, también acoge un gran número de ejemplos de la capacidad de los agentes y líderes religiosos para ejercer una influencia positiva, como afirmaron los expertos participantes en la reunión internacional celebrada hoy en Adís Abeba, Etiopía. 

Los más de cuarenta líderes religiosos y comunitarios asistentes a esta reunión han analizado las medidas prácticas que pueden adoptar para ayudar a sus comunidades a mejorar su resistencia frente al “discurso del odio”, en especial cuando este discurso constituye una incitación a la violencia y ataca a las personas por quiénes son: por sus creencias religiosas, su etnia u otra forma de identidad.

La reunión, organizada conjuntamente por la Oficina de las Naciones Unidas sobre la Prevención del Genocidio y la Responsabilidad de Proteger, el Centro Internacional de Diálogo (KAICIID), el Consejo Mundial de Iglesias y la Network for Religious and Traditional Peacemakers (Red de Pacificadores Tradicionales y Religiosos), congregó a agentes y líderes religiosos de diferentes países de África, como Burundi, el Chad, Costa de Marfil, Etiopía, Guinea, Kenia, Liberia, Malaui, Nigeria, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Ruanda, Somalia, Sudáfrica, Sudán, Sudán del Sur, Tanzania, Uganda y Zimbabue.

Adama Dieng, Asesor Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Prevención del Genocidio, dio la bienvenida a los participantes en la reunión con las palabras siguientes: “Las Naciones Unidas y yo creemos firmemente que ustedes, como agentes y líderes religiosos, pueden contribuir de forma notable a prevenir la incitación a la violencia, dada la influencia que ejercen en las comunidades que lideran.

En la República Centroafricana, Costa de Marfil, Nigeria, Ruanda, Sudán y Sudán del Sur, hemos sido testigo de crímenes atroces, consecuencia en ciertos casos de la incitación a la violencia fomentada por algunos agentes estatales y no estatales. Se ha utilizado la religión para justificar los ataques a determinadas comunidades. Líderes religiosos han difundido mensajes de odio o han guardado silencio ante situaciones de violencia brutal.

Sin embargo, también sabemos que la religión puede ser, y ha sido, parte de la solución: en muchas ocasiones, los agentes y líderes religiosos han desempeñado un papel crucial en la prevención de la violencia”.

El Embajador Álvaro Albacete, secretario general adjunto del Centro Internacional de Diálogo, agregó: “Resulta imprescindible explorar con más detalle el papel que desempeñan la religión y los líderes religiosos tanto en el fomento como en la mitigación de la incitación a la violencia. En muchas partes del mundo, la religión es un factor de motivación importante para las personas. Las instituciones religiosas, sus líderes y sus principales agentes pueden ejercer tanta influencia y autoridad como sus equivalentes seculares, o incluso más.

Todos conocemos los efectos negativos de manipular la identidad religiosa. Por tanto, debemos trabajar juntos para impedir esta manipulación y para evitar que se abuse de la religión para promover la discriminación, los estereotipos y el odio por `el Otro´”.

Peter Prove, director de Asuntos Exteriores del Consejo Mundial de Iglesias, destacó: “Creemos que es nuestra obligación examinar nuestras propias tradiciones para detectar los orígenes de la violencia, buscando al mismo tiempo las inspiraciones de paz que pueden acercarnos unos a otros.

Los agentes y líderes religiosos deben transmitir un mensaje de esperanza; esperanza de paz, esperanza de justicia y esperanza para la comunidad”.

Medidas para prevenir la incitación

Reconociendo que, con frecuencia, los factores económicos, sociales y políticos pueden ayudar a manipular la identidad religiosa con el objetivo de incitar a la violencia, los participantes en la reunión esbozaron una serie de medidas concretas que pueden adoptar los agentes y líderes religiosos para contrarrestar este comportamiento. Algunas de ellas son:

  1. Proporcionar formación a los agentes y líderes religiosos para enseñarles a identificar las causas principales y los factores de riesgo en el ámbito de la violencia y la incitación a ella, sus consecuencias y sus efectos, así como las estrategias para prevenir o contrarrestar la incitación.
  2. Crear mecanismos de alerta temprana para identificar la incitación y responder con rapidez a ella.
  3. Establecer plataformas y redes de cooperación interétnicas e interconfesionales; regirse por una opinión común y desarrollar iniciativas conjuntas;
  4. Potenciar el entendimiento intergeneracional y comprometer a los jóvenes en la prevención de la incitación y la respuesta a ella.
  5. Involucrar a las personas que se encuentran en peligro de ser radicalizadas o que ya lo han sido.
  6. Trabajar estrechamente con los medios de comunicación tradicionales y nuevos para difundir mensajes alternativos y que contrarresten la incitación a la violencia; utilizar la radio para divulgar mensajes de paz y de respeto de la diversidad.
  7. Luchar contra la violencia sexual como arma de guerra; promover el enfoque de "sanación de la memoria" en el contexto de la violencia sexual; acoger a los supervivientes que vuelven a sus comunidades, en lugar de aislarlos y victimizarlos por partida doble.

Las recomendaciones y estrategias facilitadas por los participantes conformarán un "Plan de acción para África" sobre el papel de los líderes religiosos en la prevención de la incitación a la violencia que podría conducir a crímenes atroces.